viernes, 24 de febrero de 2012

Mochila, el legado con faldón

Durante 43 años, Mochila, el famoso Robalagallina tradicional, engalanó con su alegría, faldón y sombrilla vieja, el carnaval de Santiago.

Con aretes de ajíes, maquillaje extravagante y una berenjena a manera de collar, Rafael Andrés Gómez (Mochila) llevaba sobre sus hombros (y al compás de sus caderas) uno de los personajes tradicionales de la fiesta de la carne que antecede a la Semana Santa.

Hace diez años y por la motivación del pueblo seguidor de su padre, el legado de Mochila, lo reivindica su hijo, Sergio Manuel Martínez, a quien apodan “Mochila hijo”. El caballero –ataviado de un faldón de flores y ajíes como pendientes- parte cada domingo a las 2:00 p. m. de Los Ciruelitos con 60 cajas de mentas, para lanzarle a la gente de distinta edad, que disfruta de la algarabía y espontaneidad del carnaval.

La ruta dominical es a pie y de varios kilómetros. Atraviesa a Gurabito, Ensanche Bolívar, la avenida Enriqui- llo, Pueblo Nuevo y sube por Las Carreras hasta llegar al Monumento. En el trayecto, de más de seis horas, no pierde la sonrisota –siempre pintada de rojo- que identifica el emblemático personaje de las correrías carnavalescas.
Mochila hijo es un hijo de Los Ciruelitos. Su madre, María Emperatriz Martí- nez le apoyó en la fiebre inicial de disfrazarse de lechón.

Tocó la secundaria en la escuela Anacaona Almonte.

Realizó cursos de cocina y ha trabajado en la preparación de platos calientes de varios restaurantes.

A Mochila, el padre, fallecido en 2001, le apodaron así porque en los 12 años del gobierno de Joaquin Balaguer, la policía vociferaba “cáigale atrás al que tiene la mochila”, aludiendo al joven que se manifestaba en el barrio Pueblo Nuevo contra los abusos de la época.

La diferencia entre el vestuario del Robalagallina tradicional que cubre la piel de Mochila hijo al de fantasía que luce, por ejemplo, el chef Raudy Torres es que el primero carece de brillo y lentejuelas. Y en vez de peluca usan una bufanda o pañuelo amarrada a la cabeza.

“Uso aretes naturales de ajíes y berenjenas de collares.

Mi vestido siempre es de flores, alegórico a la tradición.

Antes se cogía la sabana, cortina o el mantel de la casa para hacer el traje. Ah, y siempre se tira mentas, la gente te lo pide¨, expresa el hijo más pequeño de la prole de Mochila.

REMEMBRANZAS DEL INICIO 
En la primera salida de Sergio como Robalagallina, las lágrimas rodaron por muchas mejillas. Alentado por la gente de su barrio, se tiró a la calle con la falda y la sombrilla del personaje.

“Aprendí a bailar sobre la marcha. Mucha gente lloró cuando me veía salir, por recordarle a mi padre. Me siento orgulloso de seguir su ejemplo”.


Grisbel Medina R.
Santo Domingo

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