Más que el terremoto de 5,3 grados en la escala de Richter registrado en San José de Ocoa, despertó gran estupor y mayor preocupación social la venta en subasta pública de los 28 relojes incautados al narcotraficante boricua José David Figueroa Agosto.
Con la decisión del procurador general de la República, Radhamés Jiménez Peña, de que se deje sin efecto la compra de los relojes de diferentes marcas, se puso de manifiesto cómo esa operación remeció las esferas gubernamentales.
Los relojes fueron confiscados por las autoridades en el apartamento de Sobeida Félix Morel, concubina de Figueroa Agosto, el 30 de agosto del 2009, junto a tres bolsas con 4.5 millones de dólares que estaban guardados en una yipeta apartacada en la torre de apartamentos Altos Paradisus, del ensanche Julieta, en la capital dominicana.
Fue escandalosa y generó un terremoto la información de que cinco jóvenes de la alta sociedad dominicana se alzaron con la subasta, dirigida por la Comisión Nacional contra el Lavado de Activos, una dependencia de la Procuraduría General de la República, debido a la alta suma de dinero que dispusieron para adquirir los costosos relojes.
De los 28 relojes puestos en subasta, los cinco jóvenes adquirieron 27, según informó la Comisión de Lavados de Activos de la Procuraduría, por un monto de 23 millones 613 mil pesos, suma tan elevada que ningún empresario o inversionista tradicional ni bursátil invierte en determinados activos fijos o en valores.
De ahí que surja la creencia generalizada en la población dominicana y en sectores políticos y empresariales de que los costosos relojes fueron recuperados por la red que dirigía en el país Figueroa Agosto, con la anuencia de los funcionarios del Ministerio Público.
Precisamente una de los adquirientes, Miladys Aybar Henao, de 27 años, es señalda como hija del abogado Luis Aybar, defensor de Eddy Brito, considerado uno de los cerebros financieros de la red que lideraba el capo puertorriqueño, por lo que guarda prisión en la cárcel de Najayo, donde cumple una pena de 12 años.
Otro de los inversionistas es Marcos Emmanuel Ferrando Aybar, que por uno de sus apellidos podría estar relacionado con la señora Miladys Aybar Henao y el abogado Luis Aybar.
Los demás ofertantes fueron Jocelle Sharine Heisi Pou, Pablo Cabrera, Adonis Charalambous, Hirayda Fernández, Luis Pou y Fernando Ciccone, de las compañías Inversiones Yang S.R.L e Importadora Barbera S.R.L.
Se desconocen las normas y previsiones adoptadas por las autoridades para depurar a los inversionistas participantes en la subasta de las prendas.
La mayoría de las ofertas por los relojes superaron las primeras pujas sólo entre 50 y 100 dólares y la mayor fue de 5 mil dólares por uno de éstos, por el que pagaron 17 mil 100 dólares en vez de los 12 mil de la propuesta de apertura.
Por las pujas iniciales y las ofertas, subastadores tradicionales establecieron que entre los jóvenes inversionistas habría ocurrido una especie de acuerdo para distribuirse la adquisición de las prendas y no competir entre sí.
La idea prevaleciente en la población domicana es de que habría primado el interés de la recuperación de las prendas por la red financiera de Figueroa Agosto.
Las críticas de los hacedores de opinión pública y comentaristas de radio y televisión a la operación, fue lo que motivó la instrucción del procurador Jiménez Peña de que la subasta se dejara sin efecto, a pesar de que dice reconocer la transparencia conque se realizó.
“Reconocemos la transparencia con que se ha realizado el proceso para la venta en pública subasta, sin embargo, informaciones relevantes que han surgido con posterioridad al proceso, parte de las cuales han sido reseñadas en medios de comunicación escritos, establecen relación de los adquirientes con personas vinculadas al proceso judicial en que fueron decomisados dichos bienes”, expresa el procurador en una carta dirigida al Comité.
Formalizada la operación, que tiene carácter legal, pone a las autoridades ante la disyuntiva de cumplir con los resultados y entregar los relojes o exponerse a una demanda en los tribunales, por daños y perjuicios contra los adquirientes.
En conclusión, la percepción generalizada es que la red de Figueroa Agosto contaminó la subasta y operó para recuperar los relojes incautados.
Por: Rafael Tomás Jaime
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